viernes, 5 de febrero de 2010

Apuntes de un viajero.





"El día de S. Roque he asistido a las fiestas de Somahoz, y regalándome con la musica y baile del país. La música consistía en el aire popular de estas montañas, especie de jota menos bulliciosa que las de Aragón y de una melancolía infinita. El baile es una danza notable por la seriedad y circunspección con que se mueven las parejas. No hay más instrumento que el pandero, el cual marca el compás. La copla corre a cargo de una cantora bastonera, cuyo pulmón es infatigable. Pero aún en estas horas de expansión y esparcimiento, nótase la frialdad y el desdén con que el hombre mira a su compañera. Parece como que el baile es un deber en estos días, un rito sagrado; algo que ya se vió en el mundo antiguo. Ni sonrisas, ni rendimiento, ni obsequiosos mimos; nada hay en esta danza que se parezca al fandango, a la jota valenciana o a los bailes gallegos. Los hombres tienen los ojos en tierra, y las mujeres en el rostro de su señor."

Pedro Antonio de Alarcón, año 1858.

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